jueves, 26 de agosto de 2010

Alarpardo, Agosto, calor....

Que calór chacho. Normal, un 25 de Agosto por la tarde es lo más normal del mundo. Lo que ya no es tan normal es que unos cuantos locuelos nos pusiéramos a correr (unos más que otros) con más de treinta grados.

Como tantas veces la excusa fue la carrera para pasar la tarde en Alarpardo, un pequeño pueblo al norte de Madrid, donde Carlos y Laura nos habían invitado a cenar.

Como es normal en estas carreras pequeñas, pocos participantes y casi todos galgos. La paquetería bien representada por dos de sus maquinorris, Bichobolas y Micra por delante y luego en la parte trasera Pronador y éste paquetillo. Que nivel.

El amigo Dani Martín (el canto del loco) quiso fotografiarse con los paquetes antes empezar y poco después, alguien dijo: ¡AHORA¡, esa fue la forma de dar la salida. Todos a correr, como las carreras de niños, como las carreras de antes, mola.

Salieron como galgos, éramos 25 participantes y ya sabía yo donde estaba nuestro sitio. Me quedé con prona en la parte trasera y a sudar y sufrir una miaja. Es un circuito de unos 1200 metros con una parte pelín cuesta arriba donde hay que dar siete vueltas. La primera la hicimos demasiado rápida para el calor que hacía y eso hizo que mi compi de carrera a la tercera vuelta me dejara solito. Bueno, pin pan tomalacasitos, un pasito tras de otro a mi ritmito, despacio y con el pulso muy alto. Se nota la falta de forma y el calor asfixiante, pero ya que estaba allí había que hacer la carrera. Me dobló hasta el loco que canta, y en las dos últimas vueltas me acompañaron Bichobolas y Micra que ellos ya habían terminado. Quedaron cuarto y quinto. Estos maquinorris me doblaron varias veces, pero al final en la última recta les apreté una miaja, entrando en meta con alegría. 8.500 m, para 55 minutillos. Bien, otra p’a la buchaca, algo sumará.

Después cenamos en C’a micra, las peores tortillas del mundo mundial. Porque el micra corre mucho pero de hacer tortillas na de na, y entre risas y bromas pasamos una estupenda velada.
Gasias amigachos.

Ilusionados saludos.




martes, 17 de agosto de 2010

Cumbres escurialenses 2010

Poco antes de las 8 de la mañana, ya estábamos un puñado de locuelos tomando café con churros en la plaza de los jardincillos, a pocos metros del monasterio de San Lorenzo del Escorial, con tanta ilusión como sueño en nuestros rostros, llenos de energía positiva y dispuestos a pasar una mañana por la montaña.
Algunos ya teníamos la experiencia de haberla hecho el año pasado, pero este año el reto era mayor, después de salir con alegría de las 6 horas en Fresnedillas, el amigo cañamares nos animaba a participar con nuestras mujeres en la travesía de las cumbres escurialenses, y éstas chicas que no se les pone nada por delante aceptaron el reto quizá si, con un punto de locura, pero amigos, que sería sin ese puntito de locura de la vida. Seguro menos vida.
Yo sí, la había hecho el año pasado, pero solo me acordaba de lo bueno, del pollo asado, la ensaladilla y lo fresquitas que tienen las cervezas al final de la prueba. Somos así, por suerte rápidamente desechamos de la mente los malos momentos, esas duras subidas, esos riscos por los que a veces parece muy difícil superarlos, o el agotamiento al que las rampas te van sometiendo y dejando sin resuello.
Como hemos tenido dos semanas sin el Tiki, al final decidimos hacerla y para ello, había que preparar mínimamente la prueba. Hemos salido tres o cuatro días estas dos semanas un par de horas aproximadamente cada día, para acostumbrar una miaja a nuestras piernas, ya que aunque no me acordaba de todo lo malo, si recordaba que era un cita exigente. Ha sido fundamental para poder terminarla con éxito.
El recorrido es casi circular, saliendo de San Lorenzo, hay que subir y bajar cinco picos, y en cada uno de ellos tienes un control horario, donde no te puedes pasar un determinado tiempo, eso es lo que hace la carrera exigente, como siempre el crono, el reloj, maldito tiempo. Primer control, pico del Tercer Ermitaño, (1.404m). para éste paso teníamos una hora y media, los primero metros los hacemos entre risas y chanzas, pero aquello pronto se pone muy cuesta arriba y todos recordamos la dureza de la prueba. Aún así llegamos al primer control gracias a las energías todavía intactas. Unos minutillos de resuello y en busca de la segunda cumbre Pico del Fraile, (1.461m) para ésta teníamos una hora como máximo, aquí ya empezamos a escuchar palabras malsonantes e improperios varios, es la zona más técnica, con grandes riscos y estrechos pasos, algunos de ellos con verdadera dificultad para gente inexperta como nosotros. Es el tramo donde te cruzas con participantes que ya vuelven y se hace duro de pelotas, pero bueno aún así llegamos con un margen de diez minutillos de sobra, que nos da tiempo a recuperar el aliento y el buen humor. Tomamos alguna fruta, nos ponemos cremita que el sol aprieta y a seguir el camino. Con la ilusión de ver abajo, muy abajo el restaurante del puerto de la cruz verde, abordamos el tercer tramo, una bajada espectacular, donde los amigos Jesús y Jorge bajan algún tramo como locos, a mí me da pánico verlos bajar así, tengo que apartar la vista. Nosotros seguimos pasito a paso, un poco por delante del grupo, porque preferíamos no perder mucho tiempo parados y hacer más paraditas pequeñas. La llegada a la cruz verde, da mucho ánimo, nos refrescamos en el baño del restaurante y tomamos una cerveza riquísima fría que nos da energía para abordar la dura subida que nos espera, Pico de San Benito. (1.628m). Salimos Lola y yo por delante, sabemos que vamos justillos y si nos quedamos fríos, luego será peor. Angel troton y Alberto van muy por delante porque ellos lo están haciendo muchos tramos corriendo, nos llaman por tlf, para ver como estamos y recordarnos que tranquilos, que ésta subida a San Benito, es la más dura, por su dureza y distancia. También me o había dicho Cañamares. A por ella. Muy despacio, poquito a poco. Falta el aire, tenemos que parar cada 20, 30 o cuarenta metros, paradita, descanso, resuello, agua. Empiezo a ver en la cara de Lola, la cara del sufrimiento, del dolor.
- No puedo más me dice. esto es un infierno
- Tranquila, muy despacio, poco a poco, al tran tran, tenemos tiempo de sobra, más despacio. Pasito a paso entre juramentos, y palabras de ánimo, vamos subiendo camino del tan odiado San Benito, que sería buena persona el hombre, pero nos acordamos de toda su familia. Por fin llegamos al pico y aunque muy justos también dentro del control. Eso nos da mucho ánimo, hemos llegado al cerro que nos dicen que es el más duro, tenemos más de la mitad, veo en su cara un puntito de satisfacción. Fichamos en el control, y sin tiempo para el descanso, comenzamos el tan esperado descenso. Nos encontramos con cañamares y nos dice que Laura ha tenido un golpe de calor y ha tenido que abandonar. Mala suerte. Y nos comenta que van a terminar, pero fuera de control, sin tiempo. Lola y yo nos miramos y decidimos que vamos a intentar seguir, después de haber hecho tanto esfuerzo para subir al San benito de los cojones, había que intentarlo, así se lo hacemos ver a cañamares y seguimos la bajada. Nos cruzamos con Jorge e Isabel, Jesús y Coral, saludos y palabras de ánimo. A por ello. Vamos en busca del cuarto punto de control, El Risco Alto, (1.679m) y tan alto, que duro se hizo, para este tramo tenemos nuevamente una hora y media, recuerdo que cañamares me dice que es largo pero asumible, que es más complicado el último. El cansancio va haciendo huella y los pensamientos negativos salen de vez en cuando.
- Ni un paso más, no puedo más, imposible. No vamos a llegar. Esas eran las palabras que pasaban por la mente de mi gran Lola, pero a fuerza de coraje y determinación ahí seguía, pin pan otro pasito.
-Hasta ese repecho, ahí descansamos en la sombrita, un poquito más, despacio, sin prisa, llegamos de sobra, vamos sobraos. Mentía vilmente. Lo malo era cuando pensábamos que habíamos coronado y no era cumbre, sino una curva en la montaña y había que continuar otro poco más… puffffff. Varias veces pensé que nos sentaríamos ahí en un mojón a esperar a la guardia civil. Pero no, tampoco había muchas alternativas, cuando estás ahí metido en medio de la nada, al final continuas y no se bien como, pero llegamos al cuarto punto. En este tramo creo recordar, que los voluntarios nos dieron unos trozos de sandia que nos supieron a gloria, fresquita, rica, buenísima. Tampoco nos sobro nada, justos, muy justos, recargamos agua, firma y a seguir, a por el último tramo, empiezo a pensar que podemos llegar a meta Pico de Abantos, (1.753m) Una hora, tenemos las dos y cuarto de la tarde. A las tres y cuarto podemos estar en meta, la hora de la comida del españolito medio un domingo. Bien.
- Vamos cariño, que esto es nuestro. Aprovechamos los mejores tramos de la prueba por una buena pista y en bajada para acelerar el paso una miaja, nos reímos, ahí ya sabemos que vamos a terminar, no se si en tiempo, pero terminamos seguro.
Este es nuestro terreno, aquí es donde hacemos un cambio y a mueeeteee, jajajaj a por ello, nos vamos ha felpar al micra jajajajaja. Ese pensamiento me da ganas de ponerme a trotar, pero no, tranquilos, no nos sobra ni una pizca de fuerza, tenemos que administrarlas hasta el final, hay que intentar llegar en tiempo. Por fin, empezamos a cruzarnos con gente que ya ha terminado y baja de vuelta, huele a meta, se escucha el gentío en la llegada, pero a lo lejos, vamos justos, muy justos de tiempo y de fuerzas. Además la llegada está en medio de la ladera y en subida, cojo de la mano a mi campeona y tirando una miaja de ella vemos que estamos en tiempo, que podemos conseguirlo, un último esfuerzo, y ya. Si, hemos llegado al control, a la meta, nos sellan la cartilla, justo en una hora, el tiempo exacto, de 14,13h, nos sellan a las 15,13h. Espectacular. Nos fundimos en un abrazo, que mezcla el cansancio con la satisfacción, el sudor y la emoción. Después de 6h 27’ de montaña, de dura montaña, después de 22 km de travesía con más de 2800 metros de desnivel acumulado que se dice pronto, después de pensar parar, abandonar, llamar a los bomberos para que vengan a por nosotros, después de hacer una locura, que juramos que jamás volveríamos hacer, después de ese amasijo de emociones encontradas ese abrazo sincero, esa mirada de haber sufrido juntos y tocar nuestro pequeño éxito, ese momento, no tiene precio. Gasias campeona, lo hemos conseguido. Como un longines, clok clok clok.

Un trozo de pollo y ensaladilla rusa buenísima que comemos con auténtica gula, junto con la euforia de haber conseguido el objetivo, nos devuelve la sonrisa y esos pensamientos negativos, esos juramentos en hebreo, se diluyen como un azucarillo en el café mientras sentados en el suelo disfrutamos como pocas veces de una cerveza fría, muy fría, buenísima.
Nos encontramos con Angel y Alberto que las criaturas habían llegado en 4h 30’. Felicidades campeones. Y poco después llega el resto de la paquetería, también cansados, con la sonrisa en la boca. Isabel, Pardi, Angie, Malaika. Poco después llego el gran anfitrión, Cañamares que se había quedado para acompañar a Jesús y Coral se quedaron a 20 minutillos del final por un dolor de Coral. Todos, y gracias a ellos, nosotros estuvimos ahí en la línea de salida, en una locurilla más. Gracias amigos, por engañarnos en estas cosas, por hacernos pasar una mañana de domingo, loca, difícil, emocionante, diferente. Mil gracias de corazón.

Como postre, después de comer y tomar un par de cervezas, nos quedaba la bajada hasta el pueblo, que aunque no medí, seguro que hay otros cinco kilometrillos, pero estos ya con la energía de nuevo cargada, los hicimos de charleta y contentillos. Una cerveza final en San Lorenzo de despedida y a descansar y lamer las heridas, que no han sido más que la piel un poco quemadilla por el aire y el sol de la montaña.

Ilusionados saludos


Album fotos

Album Angie

lunes, 9 de agosto de 2010

Joder con las carreras de pueblo

Tenemos al Tiki pasando un par de semanas con sus primos y tíos en El Casar de Escalona, un pequeño pueblo a 90 km de Madrid por la carretera de Extremadura, y éste fin de semana lo hemos pasado allí con el. Casualmente están en fiestas y la semana pasada pude ver en el foro que el Domingo había una carrera popular, además también con carreras para niños con lo cual, allí que nos vamos con los sobrinillos a pasar la mañana.

Rápidamente te das cuesta que en los pueblos se hacen las cosas con más cariño, llegamos pronto y hacemos la inscripción sin prisa ninguna para los niños y la mía, todas gratis, cero euros, un montón de voluntarios ayudando y el circuito totalmente cerrado.

Tenemos hasta suerte con el tiempo, aunque el calor aprieta, el cielo está encapotado y gris, con lo cual nos libramos del plomizo sol de la zona.

La primera carrera es la de los pequeños, un par de vueltas a un circuito de unos cuatrocientos metros, más que suficientes para que el Tiki me de un buen calentón al ir acompañándole y se marque una buena recta de meta apretando y dejando a su padre con la lengua fuera.

A continuación se hacen las carreras de los chavales y también de los más veteranos, estos hacen tres vueltas a un circuito de 1800metros y para terminar la carrera donde tenía que salir éste paquetillo, cuatro vueltas al circuito para completar 7.200 metros.

Y aquí es donde voy con “joder con las carreras de pueblo”. La noche del sábado, en la barbacoa familiar, les comenté a mis cuñaaaaos que a la mañana siguiente había una carrera en el pueblo, que si se animaban a venir. Se descojonaron de mí claro está a la vez que me decían que yo, después de hacer varios maratones ganaría sin problemas, o cuando menos quedaría por delante. Los pobres saben que corro, pero no saben de mi pedigrí paquetil. En general la gente que no corre, tiene la impresión de que se corre muy deprisa y que si no ganas, p’a que vas. Bueno, yo siguiéndoles el rollo, ya que uno se cansa de explicar muchas veces lo mismo, les digo que sí, que lucharé por el jamón que dan al primero, pero que estará difícil. Y tan difícil.

No creo que fuéramos más de 100 participantes, y chacho, pistoletazo de salida y veo que salen todos como en las carreras de los niños, que galgos, que prisas, me quedo en mi sitio desde los primeros metros, el último. Pin pan, pin pan a mi ritmo, hago toda la carrera en solitario llevando detrás tan solo una chica. Los lugareños animando, pero con pena, al ir el último te animan como diciendo “donde irá este pobre”, porque estará ahí sufriendo de esa forma. No entienden que tu vas a tu ritmito disfrutando de una mañana de Domingo haciendo algo que te gusta. Trotar.

Van pasando los kilómetros, a cada paso por meta tienes una ducha de agua en polvo, además de algún vecino con la manguera para refrescarnos, todo se agradece. También los voluntarios con agua y esponjas, y como no, mis animadores número uno, mi gran Lola y mi Tiki, acompañados por los sobrinillos que no terminan de entender como su tío va el último. El Tiki ya está más acostumbrado. Como se agradece.
Pero joder con las carreras de pueblo, me tenía guardada una sorpresa. Al poco de comenzar la última vuelta veo a lo lejos un corredor solitario sufriendo más de la cuenta. Chun, chun chun chun, chun chun chun.- Voy a por ti. Ya que había asumido desde hace un buen rato que entraría en meta el último, de pronto se despierta el instinto de superación, orgullo, ese instinto felpador que todo paquetillo lleva dentro. “A ritmo, no te cebes Lander que le pillas, tienes metros de sobra” Y así fué, a unos 200 o 300 metros de la meta me pongo a su vera, el buen chaval me mira y me dice: “ -pufff, a ver si puedo seguirte” Ni le contesto claro, le miro poniendo carita de bueno, pero pienso: “ -Me vas a seguir por los cojones” jajajajaja Chun chun chun, le templo y aguanta el ritmo pelín más vivo que le pongo. La meta está a unos cien metros y pica hacia arriba, el Tiki a mi vera animando,” vamos papa, vamos” y al fondo el arco de meta que nos recibe con aplausos, le pego un cambio de ritmo más vivo y veo que no me aguanta, el que si me sigue el Tiki, y hacemos la entrada de la mano con la misma satisfacción que el primero. Como mola ese puntito de orgullo que nos hace sentirnos tan vivos. Si hubiera entrado el último lo hubiera hecho feliz, de verdad, sin complejos, pero esa satisfacción final de entrar por delante ummmmm mec, mec. Nos saludamos en meta como nobles rivales. Bien.

Se me olvidaba un pequeño detalle, me doblaron 15 o 20, no me dijo ni pio, ni uno. Que carácter chacho.

Bolsa del corredor, con varios regalos camiseta bordada, agua e isotónico a tutiplén. Bocadillos de Jamón, sombrero de labrador, y paella para todos. Y los ganadores que subían a por sus regalos, bajaban con las manos llenas, garbanzos, vino, membrillo y jamones. Insisto, todo gratis. Como molan las carreras de pueblo, si no fuera porque corren como galgos y te dejan el último, o el penúltimo…jijijij.

Al llegar a casa les dije a mis cuñaaos mientras se despertaban que casi pillo un jamón, que estuve en cabeza de carrera mucho tiempo y se me escapo por los pelos, lo que pasa que los niños no saben mentir y confesaron que fuí el penúltimo….no se lo creían y me miraban con la misma cara de pena que los paisanos, no saben ellos que satisfacción puede dejar en el cuerpo ese puesto.

Mil gracias a la organización, voluntarios ayuntamiento y al pueblo de El Casar de Escalona, por hacernos pasar una mañana diferente y chula.

Ilusionados saludos.